No pienses que otorgo y callo
y que estoy en otro mundo,
porque en mi interior profundo
soy tan veloz como el rayo;
y peleo como un gallo
si la ocasión lo reclama,
yo soy cual hoguera en llama
si la injusticia presiento;
y veo rugir al viento,
y escucho crecer la grama.
No otorga todo el que calla
ni los que hablan son más sabios,
porque un reproche en los labios
es a veces la batalla;
que atraviesa la muralla
de una palabra a destiempo.
Si dejas pasar un tiempo
y el espíritu serenas,
verás que valió la pena
evitarte un contratiempo.