El café
en la mañana
para ir al trabajo.
La rutina de todos
los días,
los últimos acontecimientos
de la ciudad.
Hastío,
porque el pan de
cada día sabe igual.
Sabor
amargo en la vida,
perdido el rumbo,
entre el amanecer
y el ocaso.
Trazos de un sueño
que no llega,
perdida la potestad
de vivir.
Añoranza
por los tiempos
que no se repiten,
deambulando mas que
viviendo,
llegamos al final
de la parada,
sin saber si hemos
vivido.
Reservados todos los derechos de autor:
Carlos Dos Santos Daniel