Sobre un país apretado y escurridizo hemos crecido.
Entre caudillos y reglas de oro para contentar al pueblo.
Los que empujan desde arriba
y los que empujan desde abajo
Candidatos y discursos de todos los fulanos
y cuando menos lo esperas, te dan la mano
Esa de la que nunca se sacó nada
en una atmósfera caliente
ja! tan caliente como una bomba a punto de estallar
Entre parques (Palacio Legislativo), monumentos,
verdes plantas,
verdes paseos, verdes árboles
verdes billeteras y verdes dólares…
El color no podía ser otro.
Verde! verde transparente,
tan transparente como el saqueo al erario
hermosamente pintado junto al escuálido ciudadano
haciendo interminables y borrachas filas en la urnas.
“Aquí se esfuma el dinero de los sueños” dice un cartel
Aquí se fuma el hambre del pueblo, releo sin lentes.
Mensaje al nuevo ciudadano:
Si hubieras nacido aquí o sobre la otra acera (el otro lado del Canal de Panamá)
habrías visto sus sonrisas
entre avalanchas de costumbres inverosímiles,
como aquella de contar los “Franklin” ante la vista del pobre
y luego repartir migajas para aprobar leyes.
Rebajar la comida y subir los salarios, puede esperar.
Su mejor ley:
Lo tuyo para mí y lo mío para “yo”.