Andrés Mª

DUEÑO DE NADA

Marinero que arrías tu vela

al entrar en las aguas del río,

levantando la proa tú frenas

el ímpetu y gas de tu navío.

Y te adentras en suaves corrientes,

con el norte y el cielo en tus ojos,

en la orilla en espejo evidente

se acicalan desnudos los chopos.

No eres dueño de nada y de nadie

y tampoco de ti nadie es dueño,

no pretendes que nadie te cambie

convirtiendo tu ser en un siervo.

Pero sabes muy bien y estás firme,

como brújula del sentimiento,

que entregando el amor se convive,

sin que nadie sea un nuevo dueño.

Y por eso sorteas corrientes,

dirección ensenada soñada,

donde encuentres tu dicha latente,

aunque no seas dueño de nada.

 

(RESERVADOS TODOS LOS DERECHOS DE AUTOR)