La sonrisa incipiente de
un niño,
desata los sentimientos
cargados de añoranza,
que existen dentro de la gran
tristeza que hay en mi alma.
Sosegado el pregón de
un vendedor matutino,
que con su recia voz casi
infantil me hace sentir necio,
por no comprender
la infinita lucha que libra
día a día por un
trozo de pan.
Con el paso rápido hacia
la batalla diaria,
rostros con mil facetas
observo,
y sin tomar partido
que insatisfecho el rezongar
de algunas voces,
que claman por una
vida mejor.
Venerando la tristeza,
alocado el corazón,
pausa en el verbo,
no hay mejor
razón,
para estar contigo,
que el perdón que
consigo de ti,
con tan solo una mirada,
eres mi horizonte de
grandeza
y por ello
simplemente vivo…!!!
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Carlos Dos Santos Daniel