Lleno de esperanza siempre mi corazón
Cuando con alegría espero en el Señor.
El mundo tal vez no puede aceptarme,
Mas sobrepasa todo el amor de Jesús;
Él dio su vida por un pecador como yo.
Jesús, un sólo nombre que alabo;
Su clemencia ha tocado mi alma.
Cada día para mi es el regalo de Dios,
Cuán su palabra me alcanza día y noche;
Cúan sus promesas están firmes,
De siglos a siglos son sí y amen.
Sin la guía de su espíritu soy nada
Porque necesito su luz en mi vida.
Acompañado por Jesús con su fidelidad,
Más cerca de mi rey soberano es mi deseo.