Cuando mis alas añejas en años yerren del vuelo su murmurio
y mis ojos sean dos luciérnagas vagando con menguado brillo,
me arrastraré tortuga arando la dura tierra con mi bastón en filo
o levitaré fantasma de la muchacha que enamoró al que quiso.
Mis venas ya no brotarán carmines sólo escarcha será su espigo
y mis palabras serán soplos roncos de los oídos céfiro esquivo,
ya diademados mis sueños irán no inocentes a sembrar estíos
y sólo ambarinas fotos anidarán los besos de inquietud dormidos.
De las lágrimas vertidas con resignación guardaré su hiel y rocío
y del incendio de mi pasión por el desierto sin su caudal de ríos.
Cuando el cairel de mi cabello se corone de azahares deslucido
cansada no daré espalda a la muerte porque cocuyo ya he vivido,
pero irreparable mi corazón partirá con oasis de amores florido.
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Propiedad intelectual Lucero Moscoso