El viaje por la propia mente es infinito.
Sin fronteras ni signos ortográficos,
llena la vida de paisajes invisibles.
Somos errantes de nuestro propio pensamiento.
El hallazgo radica en no encontrarlo,
en no fosilizar el intelecto en las categorías de la lógica.
Ser creativo es ser viajero,
aun náufrago de un océano tantas veces seco.
No soy consciente de ser nada,
y tal vez por ello sea muchas cosas que no caben en las palabras.
Cosas hechas de bruma, sin forma definida, sin significado concreto,
múltiples y solitarias gotas que caen en silencio.