Olvido
Hoy se me olvidó
que te olvidé,
y quise entonces devolver
los besos que te debo,
escribir el verso que te prometí
y repasar de nuevo
la lección de la vida
escrita en tu piel.
Hoy, mujer, se me olvidó que te olvidé,
y anhelé encontrar
tu mirada más diurna,
desparramar sobre ti uno a uno los suspiros sin fin
acumulados en la alacena de mis pasiones
y caminar, bajo la lluvia, las viejas calles empedradas
cómplices silenciosas de nuestro romance.
Hoy se me olvidó que te olvidé
y pretendí romper los botones de tu camisa
para liberar los dos sublimes gorriones que allí anidan,
pero la misma vida me tocó el hombro
y entonces, recobré la memoria.