Que el ensueño no me derrita más el pensamiento,
que la lluvia no moje mis morados atavíos
y que el sol no me calcine el pelo negro;
que la vida me sonría, que me enseñe el universo,
que me traiga en un rayo de luna el hombre que yo espero.
Que bajen las estrellas al llamado de mis desvelos,
que sea la tarde y la mañana un instante,
que me palpite el alma por más de un momento,
Que me traigan los sueños el beso que yo quiero.
Habite la luna en los senderos deshabitados,
persígale el Sol y no la aleje de su lado,
se enamoren las montañas de los pechos del cielo,
que me traigan las nubes los deseos que sueño.
Bailen las hadas al compás del viento...
si es que existen las hadas en el realista firmamento.
Convulsionen las miradas entre tímidos enamoramientos,
que me traiga la extraña vida nuevos armonías y versos.
Que caigan pétalos de arcoiris amarrados a copos de nieve,
que nazca de los labios humanos esperañzas y credos,
que canten los lirios al aire este nuevo verso:
¡Que siempre serás tú el hombre que yo quiero!
Shalom Ferrin