Una mujer bella es aquella
en que sus ojos se ve la pureza de su alma,
su rostro refleja la felicidad de su vida,
sus manos, la suavidad de un tierno consuelo,
sus abrazos, el manto que cubre tristezas,
su cuerpo, la feminidad ángelical concedida y
su corazón muestra la valentia de soportar
las batallas que no acaban su fragilidad.