Yo quiero que me digas si ha sido un sueño
o te he tenido anoche entre mis brazos.
Yo quiero saber si los celajes que marcaron
el final de mi día fueron los mismos
que tus ojos vieron, y se fueron a encerrar
con sus colores rosados en tu cuerpo
y la luz mortecina se quedó a vivir en tu mirada.
Yo quiero saber, por qué anoche se terminó el mundo
en un momento y sólo fuimos tu y yo, torbellinos de besos,
y al despertar no estabas.
Ha sido un sueño, y sin embargo
juro que he sentido tu piel que encendía la noche
y caían las estrellas una a una,
cuando mis labios han peregrinado lo sensual
de tu pequeñez recóndita, en cada doblez
de tu ser, en cada empinada cima y fueron
todos, cada uno, refugio celestial de mis
caricias.
Por qué fue mío el supremo momento y tuya
también la explosión de miles de ansiedades,
todas juntas y en un solo instante, ese divino
supremo y vivo instante en que el amor hizo su propia
aurora y parió este dulce día.
Por qué aún mi almohada de soledad empobrecida
guarda un cierto aroma de jazmín y de canela,
y por qué aún mis manos se ahuecan
como si tuvieran tus senos todavía.
Por qué se fue mi primavera y está en mi tiempo
tu otoño, tu neblina, tu lluvia y tu sonrisa
y no entiendo a este clavel que enrojece mi puño
cerrado de impotencia, o tal vez de triunfo, o de alegría,
melancólica alegría de haberte hecho el amor
entre mi sueño.
Derechos reservados por Ruben Maldonado.
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Publicado: 4 de Noviembre de 2009