La mar estaba serena
Pero llegó una ballena
Y nos dio vuelta el bote.
De rebote
Yo no sabía nadar
Así que me agarré del cogote de María Elena.
Ella nadaba al lote
Pero igual llegamos a la orilla
Donde nos esperaban unas hienas.
Así que volvimos al mar
Y nos mantuvimos a flote
Abrazados a un calamar.
De pronto pasó un jote
Y el calamar se hundió
Y nos tuvimos que soltar.
Menos más que venía otro bote
Que nos salvó.
Hasta ahí no más
Porque el señor pescó un garrote
Y nos asaltó.
Dejándonos desnudos en un islote.
Al menos hacía calor.
Ahora somos seis
Cinco hijos y uno en camino
Y el mayor es un azote.
La mar estaba serena
Esta se las enseñé yo.
Pero adivino.
Que nadie se la aprendió.