Tienes pasos de fresa,
y sonrisa de ternura,
entre tu mirada hay un palmar fresco,
y tú estas enmarcada en la luna.
Tienes caricias prohibidas,
que a veces se declaran cohibidas,
entre tiempo y tiempo, siempre estás en mi tiempo,
y siempre te guardo en el cofre de mi alma.
Tienes los latidos de mi corazón,
en paso raudo y de prisa,
tienes ojos de mar y silueta de montaña,
y un montón de susurros que abruman mis entrañas.
Tienes manos de estrella,
y tienes la vida pintada de centella,
tienes mis sentimientos contínuos,
y tuyos son los versos del pergamino.
Tienes mi razón en cabalgata,
limpiando el camino de hojarasca,
tienes a la última de mis penurias,
convertida en la más reciente centuria.
Tienes todo de mí, reflejado en tu inocencia,
y no sabes como te guardo en mi impaciencia,
inusual y silente, pasas por el lugar de siempre,
y sin darte cuenta, yo te convierto en rosa.
©ricardo_felipe