Un día me pregunté
que quería hacer conmigo
y por suerte vi
la voz furiosa de mis pueblos
enamorada de sus locuras
de su tierra
no de esas desdichadas
sino más bien de esas compañeras
latinoamericanas
de heridas abiertas
y me dije
nosotros que traemos al sur
tirando sobre nuestras espaldas
como si fuéramos parte de nuestra historia
como si eligiéramos donde nacer
o donde caernos muertos
nosotros que no decimos quienes mandan
sino hacemos más que obedecer
pero pese a esto
nos reconciliamos con el águila, el halcón
reconocemos día a día
el pan que no nos falta
nos caemos muertos y nos erguimos
todavía esperamos ese día
ese
basta.