La lluvia se hace una nada en el pórtico de la puerta;
veo las gotas de agua descolgar por la cornisa
de la ventana en la cual se adhieren con sus boinas cristalinas…
llueve aquí como lo es en Londres, lo mismo que en Katmandú.
Precipitaciones de ejércitos cristalinos sitia todo camino que dá
a mi casa, en donde veo el vaho en el ventanal, aquí y allá;
mientras lees y viajas sobre las palabras: a París, la Rambla, Buenos Aires.
Te sumerges en esos lugares entre los vértigos y ángulos de las letras,
que difieren de las mías, en que me cuento historias reflexivas,
y de un pensar intuitivo, mientras llueve aquí o allá,
en tus ciudades y en las mías.
Estamos distantes con nuestras lecturas; y yo deseo que tus estrellas
y las mías conspiren para tener un puente cósmico.
Ojalá mis estrellas-cariño, danzaran con tu luna-amor, para de ese modo
ver en ti tus secretos, y así, veas lo que hay oculto en mí.
Llueve aquí como también por tu casa, ojalá que las ofrendas de flores
que nos damos sea un tributo de unión, que se disipen las fronteras políticas,
que nuestro beso lo sitie todo como la lluvia que veo marchar a granel.
© Reservado todos los derechos de autor. David Valencia Tobón