En calor de sus raíces la tarde te envuelve.
Tan bella, callada, ausente,
así extendida contra el crepúsculo
que se desliza por cada línea de tu piel,
rompiendo los esquemas, resumiendo
la pasión en un instante, en un siempre
En ti la primavera nace y en ella mi alma descansa,
a la orilla de tu pecho acurrucado como un niño.
En mis ojos tu reflejo anida, se reinventa en un verso.
Ah la tarde que te baña, el sol derramado en tu boca:
Márcame en un beso el destino.