Son tus ojos que alumbran mi camino, bellos luceros que refulgen inmortales sentimientos. Me sostienen con la magia del destino, siempre firme en los buenos y malos momentos.
Que nunca muera ese fuego en el brillo de tu mirada, que está encendida por los leños del amor. Y en la adversidad tu compañero no sea el rencor, el que cobije tu alma azotada. Ten paciencia mi alma compañera, que sobre el lomo del gran pájaro estoy volando. Mientras me acerco mi corazón está cantando, de la alegría de verte por vez primera.
Que tus lágrimas rompan el hielo de la espera, que nuestros labios se fundan lentamente. Que nuestros cuerpos se quemen fuertemente, de la pasión en nuestro entorno prisionera.
Y me induzco en el sueño del pasado, a retornar al día en que te conocí. Y descubrir como en tus bellos ojos me perdí, cuando bajo cielos de tristeza había quedado.
Hoy mi amor vengo yo a demostrarte, a cumplir con las promesas que realizar. Tu herida he yo de curar, con el fervor que en mi espíritu despertaste.
Si la espalda tu me das cuando te encuentre, mi corazón se partirá en mil pedazos.
Y con la fantasía de tenerte entre mis brazos, dormiré sobre los brazos de la muerte.
Solo recuerda que te amo con locura, mis bellos ojos de princesa resentida. Que mataste a los fantasmas de mi vida, y liberarme de mi cruel y vil tortura.
Que nunca muera el brillo de tu mirada, y que siempre me mires con ojos de amor. Que nunca pierdas la confianza ni el valor, para aferrarte con fuerza sobrehumana.