Romanticologo

MAESTROS INDIRECTOS.

Aquella ave cantando, el sonido que deja el riachuelo que alberga la mirada de mis ojos tristes,  me recuerda que la vida continúa, que las situaciones difíciles traen consigo una enseñanza, lo dicen las hojas caídas del árbol que ahora nutren la tierra fértil para la nueva existencia, y el sol que nace día a día para darnos calor.   

 

Tanta tranquilidad, tanta paz, las plantas que visten de primavera mostrando el color de sus flores al aliento, esa felicidad que los madrigales enseñan luego de casi morir en un duro invierno, y  el tiempo que sigue siendo protagonista y único dueño del destino revela un camino a la esperanza y la calma. Las hojas han crecido luego de estar extraviadas bajo el frío, los frutos han madurado y la palabra invisible que deja el rejuvenecer del ciclo de la vida en las estaciones, me deja a mí la enseñanza de no volverme esclavo a un problema que pueda surgir.

 

Esos momentos duros, esos que cuando se vuelven recuerdos hacen sentir un escalofrío al alma y la remembranza triste de una meta no cumplida, una decisión equivocada o la pérdida de un ser querido, aunque  se vuelven una piedra atada con una cadena a tus pies que muchas veces no se desprende para dejarte continuar, se convierten en los maestros de vida, porque te enseñan a meditar, a reflexionar, a continuar tu existencia, a superar el dolor y a convertirlo en valor.

 

            Si bien, el destino te puede preparar en un corto lapso tantas complicaciones, decepciones, y dolor; te va entrenando y cultivando la fuerza a la voluntad y el ánimo a seguir adelante… una pérdida te enseña a valorar más, un fracaso te enseña a levantarte, y una decisión errada te enseña a evaluar más la situación para medir posibilidades. Es por eso que no se puede despreciar lo que te ha regalado la vida, no siempre podemos vivir de alegres momentos que solo te enseñan a ser feliz, necesitamos golpes fuertes para aprender a luchar.