\"Cuando ya no te pueda recordar/ y deje por eso de escribir,/ será porque mi alma ha dejado de soñar/ y el corazón ha dejado de latir\".
No estás cerca pero igual te siento,
si te digo hoy que no es así te miento
pues no dejo de percibir tu cercanía.
Cuando tengo en mi piel las ansias,
dejan de importar tanto las distancias
y ya siento como nunca tu compañía.
No estás al alcance al extender mi mano
y podría sentir de repente que es en vano
tratar de buscarte, de seguirte los pasos,
pero a pesar de todo sabes bien que creo
que prevalece en mi alma el dulce deseo
de tenerte prisionera ahora en mis brazos.
Mis labios buscan y no encuentran tu boca,
acostumbrados como ya estaban a esa loca
adicción mía a besarte en cualquier parte.
Con tanto tiempo para pensar que me das,
digo que no sé para qué nacieron los demás,
pero yo con certeza he nacido para amarte.
Me parece ver tu reflejo a veces en la ventana,
no quiero extrañarte mas la nostalgia me gana
y aquí hoy me tienes una vez más tan perdido,
tratando de ya no preguntarle por ti al viento,
fingiendo que no me afectará tu alejamiento,
pero aún con el temor más terrible a tu olvido.
Digo a la noche que no acepto que estés ausente
y que a pesar de estar lejos puedas en mi mente
andar libremente, como sintiéndote dueña de todo.
Me parecen errores de Dios o tal vez mis desatinos
que para recordarte haya frente a mí mil caminos
y que para olvidarte no exista ni siquiera un modo.
Ya lo ves, estoy entre el tenerte y el no tenerte,
sin saber hoy si bendecir o maldecir mi suerte,
porque hay mucho amor pero también tristeza.
Soy un hombre que pelea ahora con su sombra,
que pacta con el diablo por ti pero no lo nombra
y pide a Dios por ti aun cuando muy poco le reza.
Te necesito cerca de mí, pero no has de saberlo,
podría ser muy infeliz sin ti pero no deseo serlo
y por eso me verás tratando siempre de sonreír,
para que más nunca sepas ni sospeches querida,
que el hombre que por amarte tuvo tanta vida
es el mismo que en tu ausencia no logró sobrevivir.