La ciudad aun duerme
al rugir tu voz
se hacen sordos mis sueños
en las campanas de tu corazón.
Los biombos
guardan mi desnudes
en el asfalto
al arder nuestra humanidad
pasean tus dedos
en mi contorno
al dibujar ángeles
que vuelan en el vaivén.
El tiempo se deshace
en mis rebeldes piernas
abrazando tus muslos
desafío a la soledad
mientras cae la noche