Sé que al amarte te hago gran daño...
Al vivir alejado de mí,
añoras mis besos, añoras mi alma,
añoras la albura que tiene mi piel.
Esta distancia, temible e implacable,
es la impide que llegue hasta ti,
borra las huellas que tiene el camino,
el que me conduce hacía tu vergel,
lo llena de niebla y frío inclemente,
lo puebla de abrojos, de tunas, de mies.
No encuentro salida, me siento perdida
en un laberinto, de angustia y de hiel.
Si doy tres pasos, me encuentro el abismo,
tan negro y profundo cual anochecer
y siento una angustia que hiela mi sangre,
detiene el latido que vibra en mí ser.
Te sigo pensando y queriéndote tanto…
¡Me siento culpable por tanto querer!
Felina.