Tu cuerpo es mar abierto,
paraíso fascinante
para el bañista ocasional que te contempla,
para el que teme entrar a tus aguas
profundas y templadas,
por el creciente miedo
al placer de perderse en ellas,
de tomar como única salida tus pechos
redondos y salados,
y aferrarse a ellos como tablas salvavidas.
Tu cuerpo es mar abierto,
y yo la playa que rodeas,
no has hecho más que marcarme
delimitar mi espacio,
y llevarte a trazos mi cuerpo, mi paciencia,
con el pretexto de tener un muelle lejos
no quieres jugar con mis arenas
no dejas que a tu espuma
la absorban mis entrañas
ni que yo sea quien detenga
por momentos tu marcha.
Si en cada extremo eres distinta
porque insistes en no quedarte,
a los muelles el amor
llega como los barcos,
a las playas
la pasión como marea...