Profundos, soñadores, misteriosos…
Hurgando en los confines hasta el alma,
a veces fulgurando vanidosos,
inquieta la razón, les pide calma.
Curiosos, chispeantes, lujuriosos…
Dispuestos a beber sedosas aguas,
volando entre paisajes peligrosos,
ardiendo en los amores de sus fraguas.
Inquietos, destellantes, revoltosos…
Dejando de mirar a sus espaldas,
andando en el camino presurosos,
creyendo entretejer nuevas guirnaldas.
Alegres, vibrantes, vigorosos…
Ansiando derribar viejas murallas,
entre anhelos y sueños venturosos,
procuran exhumar antiguas fallas.
Serenos, compasivos, piadosos…
Aliviando el pesar que los empaña,
a las penas sorteando silenciosos,
cuando el río del dolor siembra cizaña.
Desprendidos, dicientes, generosos…
Resembrando esta vida de esperanza,
por las ruinas y campos pedregosos,
es su luz, radiante faro de templanza.
Dormilones, cansados, perezosos…
Entregados a vagar en la distancia,
acunados en regazos prodigiosos,
rememoran parajes de la infancia.