No sé que día o en la tarde
te marchaste creiste que yo iba
a seguir tus pasos, fijáte que tú
mismo dijiste que no ibas a escuchar
mis súplicas de perdón, y que no ibas a buscarme,
no me hagas reir, mira en cambio yo ni
busco ni quiero encontrarte y no me iré
al campo, y mejor me quedaré
entre brisas de mar y risa escribiendo
una rimita a una damita que camina de
mañana dejando su perfume cerquito mio.
Le preguntaré su nombre y también su número
y lo enviare en la tarde o en la noche cuando
este solita en su camita alegre por la rimita.