Hay heridas que sangran y sangran,
cicatrices que están siempre abiertas
y una mano que llega a la llaga
con caricias las besa y se cierran.
Eres tú algodón en mis males,
que me cura siempre mis heridas.
Es amor y cariño a raudales,
aunque tú no compartas mi vida.
Esta tarde muy gris y muy fría,
con la niebla que llora su llanto,
los cristales de mi alma se limpian,
al saber que tú en mí estás pensando.
Y este río discurre y se calla,
pues la bruma le apaga su voz
y en el aire suena una sonata
con las notas de mi corazón.
Pensamientos que brotan del alma,
sentimientos que callan su son
y unos besos que llegan y calman
una tarde cualquiera sin sol.
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