Vienen desfilando
uno tras uno los recuerdos,
transitan silenciosos
como historias
que nunca debieran contarse
Algunos se escapan,
como el agua cristalina
de un río que tuvo vida
en nuestra infancia
Como el muro
que servía de cortina
a la vida silenciosa
de un pueblo, de sueños
y esperanzas atrapadas
Escaleras empinadas
vieron desfilar
tardes y mañanas,
en busca de los sueños
y lecciones en la escuela
La plaza vestida de apamates
dejaba correr la neblina
entre sus ramas,
mientras pájaros y golondrinas
despedían la lluvia
En el arroyo de peces
y murmullo de sapos,
transitaban horas de infancia,
sin reloj, sin apuros y sin nostalgia
Los pinos del barrio
cobijaban sueños,
vestidos de vaqueros e indios,
en batallas de fantasía
Recuerdos, recuerdos,
todavía cobran vida, los recuerdos…