bahamundo

MI SECUESTRO

La libertad es un apéndice del ser humano, sin la cual la vida simplemente no es.

 

MI SECUESTRO.

Como luchador y de conciencia,

Trabajaba sirviéndole a mi pueblo,

Hasta que vino el egoísmo malevo,

Y me llevo hasta la propia estancia,

Donde  muñecos lleno de aserrín,

Floraron toda su arrogancia.

 

Aquí empezó mi aciaga  historia,

Que recuerdo a todo momento,

No podía alejar el pensamiento,

De qué me pasaría en ese momento,

Cuando en poder de ruines me encontraba,

Para cobrarme una vacuna no pagada.

 

Entre mis amigos cómplices había,

Del delito que en mi se cometía,

Varios parias contra mi conspiraron,

Cual larvas ingratas con poca valentía,

Por la espalda  la espada me metían,

Como perros  al fin ya terminaron.

 

En el fondo de la manigua me encontraba,

Solo el canto de las aves me alegraba,

A mis guardias con cariño les hablaba,

Ellos sin saber nada me miraban,

Pobre cucho, a lo mejor no debe nada,

En voz baja,  entre ellos murmuraban.

 

Cuando el barretón aporreaba el universo,

Haciendo los huecos que acostumbran,

Yo pensaba,   están cavando mi tumba,

Mi piel se encogía y se estiraba,

Un frio inerte por mi cuerpo andaba,

Veía mis hijos y a mi esposa amada,

Recoger mi cuerpo convertido en nada.

 

Esperaba justicia sin saber porque,

Aún no sabía  porque  se me juzgaba,

Los guardas todo lo ignoraban,

Solo cumplían su labor de  prisioneros,

Como perros que cuidan a su amo,

Al caer la tarde en el pantano.

 

Las luciérnagas con sus baterías bajas,

No alumbraban mis noches de insomnio,

El cantar de grillos, aves negras y demonios,

Que entonaban con el miedo y el dolor,

Aumentaban este maldito infierno,

Que fundaron sin pudor y sin honor,

 

Mis captores con la mente enferma,

Carcomida por la ignorancia y el rencor,

Se creían con el maldito derecho,

A hacer de mi cuerpo un esqueleto,

Para saciar sin pudor y si veto,

La crueldad que llevan por dentro...

 

Los días eran casi eternos,

Las aves trataban de ayudar,

Con sus cantos y su figuras hermosa,

Los segundos se convertían en otra cosa;

La mente entraba en un bello reposo,

Que hacia olvidar la realidad de este acoso.

 

Mis guardas eran seres  inocentes,

Que no sabían  porque estaban ahí,

Cumpliendo un papel de sirvientes,

De una causa perdida e indecente,

Me ofrecieron su amistad siempre,

Que guardo en mi corazón ardiente

 

Agradecido jugué un papel decente,

Les enseñe lo poco que yo sé,

Horas de clases tuvimos en la selva,

No podían creer lo que les enseñaba,

Filosofía, español, e historia sagrada,

Quería hacer que otra vida soñaran.

 

Confundido los largos días pasaba,

Y las cadenas nada que  se reventaban,

Ya no era yo el que tanto sufría,

Era mi esposa y la prole mía,

Sin ser culpable sobre ellos caían,

Los errores de estas porquerías.

 

La desgracia por fin llegó a su fin.

Después  muchos dolorosos días,

Con el aliento ya casi perdido,

Regrese de nuevo al nido.

Donde el amor fiel seguía con migo,

Para ayudar a olvidar este castigo.

 

Por causa de este fatídico episodio,

Hoy me encuentro en el exilio,

Protegido por un país bendito,

Que me dio techo y me brindo abrigo,

Acá se respetan todos los derechos,

Acá eduque en paz a mis hijos.

 

 

No siento rencor, estoy tranquilo,

Por haber salido bien librado,

Mi corazón no conoce la venganza,

Creo que el amor para todos alcanza,

A malvados equivocados y olvidados,

A todos  mi corazón abraza.