Un dia tocaste a mi puerta
y yo la abrí, sin desconfianza
te dejé entrar sin recelo
y día tras día te fuiste quedando
aquí, muy dentro de mi corazón.
Recuerdas los paseos que hicimos?
Las noches que en sueño nos visitamos?
las charlas maravillosas que tuvimos
encendían llamaradas de fuego
ardientes e inquietantes
por alcanzar nuestros cuerpos,
las palabras más hermosas
que de ti emanaban...
tantas, que las dejé plasmadas
en escritos como éste
y que quedarán por siempre
guardadas en papel y en mi mente.
¿Dónde,dónde?
Dónde quedó mi inspiración
Donde quedó aquél hombre
de las duces palabras,
donde quedó mi príncipe
¡Salido de los cuentos de Adas!