Puede que la mujer que sueño,
Este lejos de mi cuerpo,
De los versos que conservo,
Aun de mis abrazos y de mi beso,
Pero entre sueños y Entregas,
Ella habita mi mente,
Esa que hace a un lado la soledad,
Y te supone muchas veces presente.
Hace frio aunque no sea invierno,
Puede que me falte tu compañía,
Y entre música, imagino tu cuerpo,
Que también formo parte de mi vida,
Y de mis castillos mágicos,
Que describían tu hermosura,
Y esa tú sonrisa y cara de luna,
Que bajo tu cabello negro dormía,
Tus manos siempre sembraban flores,
En lo increíble del infinito,
Y en tus parpados dormía noviembre,
Obnubilado por la ternura de tus secretos,
Así como yo cuando decías que era una bendición,
Y cerraba mi libro de Dragones y Hadas,
Mientras tu presencia hacia “Ahora” en mi corazón,
Y aun hoy sigo diciendo que eres mi Amada.