Armando G.
El grito de una niña
Dando traspiés entra el padre a casa,llega embriagado de alcoholesusados para ahogar su desdicha.el dinero de la cenalo mal gastó en la cerveza fría,los niños hambrientoslloran sus penurias,la falta de caricias. La esposa al verlo llegar lo sabe,ella será la presa de sus fracasos,en ella verterá la ira, el hambre,la inconformidad y su desdicha. Se equivoca,hoy el beodo la tomacontra su pequeña hijaella recibirá el castigopor los fracasos, las miseriasy la cobardía del hombre. La niña grita,llora al recibir el castigo,es su primer gritoantes las golpizas de un hombrey las recibe,de quien cuidarla debiera. Pasan los años, la niña ha crecido,muchas golpizas recibióde su padre y sus hermanos,hoy el padre llega nuevamente borracho,no le pega, contra ella va su deseo. Sobre el camastrodonde duerme la niñase tira el padre,su boca babosallena de aliento etílicobesa su rostro, sus lágrimas,su boca,ahogando el grito de la niña. El autor de sus días,el padre bendito consumiósus deseos con la pequeña niña,con su hija, mientras desde un rincónllorando la madre callada miraba. La niña se largó de la casa,al mundo fue a dar,mientras pensaba descubría el amor,éste con golpes entraba a su cuerpo,la aún niña gritó,como muchas veces antes nadie la escuchó. Hace dos nochesla niña desapareció,¿dónde estará?si recién cumplió quince años,¿con quién se habrá juntado,que rumbo ha tomado? Hoy la policía ha llegadoa la sucia y humilde casa de la niña,buscan a alguien que los acompañeen la morgue el cuerpo de una niñahay que reconocer. La niña yace desnudavestida de una bolsa plásticatan negra como fue su vida,su diminuto cuerpoadornado de moretones,grita como fueronlos últimos minutos de su vida. La niña ha muerto de una golpiza,dicen que alguien escuchó sus gritos,no hicieron caso y cuando llegaron,la niña había dejado la vida.