Sufrida madre,
tus ojos, luces de amor;
tu boca, verso,
tu voz, poesía
tu corazón, enorme,
envuelve acogedor.
Ama y soñadora,
tus labios besan la flor
que filial crece;
tus besos, son pétalos
y brotes de ternura
que se abrazan en corola.
Dulce señora,
amorosa, risueña;
riegas con sudor
tiernos tallos de vida
y flores de amor vestidas
de lágrimas furtivas.
Fiel mediadora,
tu infinita paciencia
sosiega el alma.
Madre tenaz, valiente;
mirada que se empaña
al sentirte ausente.
1 de mayo de 2011
Pau