Si mis sueños llegasen al puerto
luego de navegar quimeras
y después de encender los cirios
de noches y anhelos muertos,
serías tú, tesoro mío,
el amanecer de mis tiempos
y en el clavel de mi alma
dulce gota de rocío.
Si mi voz hendiera el canto
del misterio en tu almohada
y tus manos me buscasen
como al milagro de un santo
se unirían nuestros pechos
como agua entre las nubes
y tú harías que lloviera
en la sequía de mi lecho.
Estas árganas vacías
sin caricias ni memorias
fauces y sementeras abiertas al infinito
te esperan, cariño mío, te esperan cada día
gaviota sedienta en mi mar de felicidad
sea cual fuere el Dios de tu creencia
estarías a mi lado, vida mía,
si mis sueños se hicieran realidad.