La mujer que mira delante del espejo
peinando con peine su teñido pelo.
Es la profesora de antaños, que brindó consejos
a padres e hijos tios y abuelos.
Ya algo cansada y su pelo revuelto
le cuenta al vidrio, que refleja su cuerpo
los días felices de aquellos momentos.
Si supieras tú ese gran respeto
que todos tenían, por esos maestros.
A veces entrábamos en sus hogares tiernos.
Llevando a la vida muchos consuelos.
Al pequeño herido a la mamá sus sueños,
y al padre que siempre trabajo por un sueldo,
demasiado pequeño,que sirvió a veces
solo para remedios.
Y....llego la hora de dejar recuerdos,
a dar la batalla y ...a luchar por el cuerpo
que ahora agotado, triste y en silencio.
Se nota solo y ajado con grietas y remiendos.
Pero su mente clara,como aguas corriendo
lavando heridas,que ya no recuerdo.
Se inclina ante DIOS en breves mometos
a agradecerle a la vida,ese gran sueño,
de ser profesora de esos pequeños.