Te esfumaste de mi vida tan vilmente,
saliste despacito de mi existencia...
¿Será que en la tuya ya no tengo cabida?
¡Ahora, dime!... ¿cómo curo yo esta herida?
Si a mi alma le hace falta tu presencia.
Cuándo más segura estaba
del amor que me ofrendabas,
de repente me vi sola,
como barca a la deriva,
flotando en un mar de lágrimas
arrumbaba por la vida.
Detenerte a la fuerza, no he querido,
así tenga el corazón adolorido...
Quiero que vengas con tu espíritu contrito
y me digas… ¡Olvidarte no he podido!
Quiero que llegues con el corazón henchido
Y me ames, como siempre lo he querido,
dejar atrás lo que mucho hemos sufrido
y darle rienda a este amor comprometido.
Pero si no quieres regresar al nido,
comprenderé que tu amor ya no es el mío,
que ya en tu alma no queda ni un suspiro
y rogaré a Dios, para que llegue el olvido...
¡Agradeciéndole, lo que junto a ti he vivido!
Felina.