En la noche profunda identifico mis señales,
solo ante el mar, libre, abierto, simple, me reconozco,
mi ser desea sentirse, conciliarse, amarse,
unir espíritu, cuerpo, vida, fuego…
Uso mi diestra extremidad que siento delicada,
agita mi espíritu con destreza, me gusta lo que siento,
surge del fondo, de muy adentro esa sustancia de mi esencia,
y estallo en gozosos espasmos del ser y del alma.
Feliz, vacuo, limpio, ligero,
pensando en una utopía perdida,
recordando aquella melodía inacabada,
me siento al fin satisfecho, turbación sin más…