Cuando el camino se angosta y es a cada momento más agudo a la distancia, los sentires ven por el resquicio el pasado con nostalgia, el presente con sentido y el futuro escondido. Nos asimos de la historia y aceptamos la llegada, y aún cundo ya hayamos llegado, creemos que no nos hemos ido.
DEDSE EL OTOÑO
Con la nieve posada e mis cabellos,
Voy dejando estelas del vivir a tras,
He pasado mares ríos y arroyuelos,
Finando grandes desconsuelos,
Tronchando rosas y claveles rojos,
Haciendo proezas en despeñaderos.
Con el alma grande y feliz he vivido,
Al lado de mis genes que logré sembrar,
La sangre se queda cual huella indeleble,
Como gran testigo de mi paso real,
Desde la esterilla que me vio nacer,
Hasta el umbral de mi gran portal.
Todo lo he vencido desde que llegué,
Miserias y espinas cayeron encima,
Lunas tenues estrellas espurias,
Cambiaban de tono al verme en la cima,
Arreboles verdes caían del zenit,
Sobre la corona que al fin conseguí.
Un arcoíris con curvas fue mi camino,
Cambiaba seguido de policromía,
Subía a los cerros bajaba al abismo,
Con días de negro y noches de hiel,
Se distorsionaban las polifonías,
No pase la línea, me quedé en el bien.
Las fuerzas en baja parecen ya estar,
Mas los espíritus seguirán volando,
Yo no estoy vencido jamás lo estaré,
Mantengo el anhelo de seguir amando,
A la hurí que tengo como vertedero,
De mis sentimientos con seda amarrados,
Los hilos amargos que guiaron mi vida
Fueron convertidos en redes de oro,
Con la concurrencia de ángeles fieles,
Que cantaron siempre idilios en coro,
Convirtiendo eriales en grandes corales,
Mirando en los mares sus bellos albores.
Veo a la distancia la luz en el confín,
Vuela mariposas frente a mis pupilas,
Señalando siempre una vida senil,
Hay muchas sendillas aún sin andar,
El otoño es largo no hay que descansar,
Cuando se termine volverá a mi lugar.
Vengo de la tierra fuente original.
Ella me dio vida en cadena sin fin,
Mi madre está en ella esperándome allí,
Cumplió su misión en este fortín,
Trayéndome al mundo tal vez sin cumplir,
Toditas las tablas que hacen seguir.
Yo no siento miedo ni debo sentir,
Son los moralismos que hacen gemir,
Cargados de abrojos que matan amor,
Untados de lodo del níquel pueril
Buscando estar altos tocando el tambor,
Todos somos sarda de amargo sabor.
A mi especie frívola la debo de amar,
Somos en esencia materia finita,
Al los muñequitos de felpa adoran,
Despreciando el gen del ave bonita,
Tratando de ser como la bolita,
Que rueda en la tierra y se queda quietica.
Cuando en primavera era yo un azar,
Vagaba volando por todo el edén,
Cortando las flores para masticar.
Cual depredador con mucho desdén,
Mi alma ahora llora sin notificar,
Poniendo los glúteos al borne del andén.
Cuando yo me vaya dejare la luna,
Al sol me lo llevo para alumbrar,
La sombra que creo que no hay,
Es la materia que debe vibrar,
Al ver mi regreso y quedar así igual,
Como ola que va y viene del mar.
Las luces se van apagando,
Las huellas quedan al pasar,
Los suspiros se van acabando,
Las aves dejan de cantar,
Los paisajes van oscureciendo,
La materia vuelve a su lugar.