La vida es el agua que nos habla,
comprendo la oscuridad de la mente,
los sonidos te despiertan a cada rato,
no duermes,nada es lo que esperaba,
las sombras me invaden lentamente,
tal vez fue el dolor o el impacto,
la caída de mis manos a la nada,
todo da risa, no despierto, soy el llanto
de las noches que acobijan el temor
de esos perros que enloquecidos me ahuyentan,
hace tiempo que estoy solo, a nadie hablo.
Aquí se paga todo lo que hice alguna vez,
me desespero al querer tocar alguna rosa,
no sé nisiquiera donde estoy,
son rostros del otro lado del espejo,
ellos gritan y no los puedo escuchar,
sé que ya no soy uno de ellos, lo sé
ese mundo, el que fue mío, ya no está,
navego en alas rotas cristalinas
me siento a la orilla del vacío a esperar,
que esa luz que viene desde muy arriba
traiga en el resplandor algún recuerdo,
me conformo con un sueño, alguna esperanza,
un sentimiento, alegrías, tristeza,
¡Lo que sea, Dios Santo!
cualquier cosa que se haga vida,
y se esfume por un instante la soledad.