Al ver la luna llena de noviembre
asomar su fulgor tras la montaña,
mientras riela en el mar cuando se baña,
dando besos de luz a los luceros.
Me ahoga la pasión con que te quiero,
esta fiebre que me arde en las entrañas;
el deseo voraz, con que te extraña,
mi corazón del tuyo prisionero.
Y pienso en otra luna venturosa,
reflejada en el sol de tu sonrisa,
la que borra mis nubes procelosas,
al soplo perfumado de tu brisa;
la que sueño al mirarte tan hermosa...
la que para alumbrarme, te precisa...