Alfileres repartidos
a lo largo de este mundo,
embastando desacordes,
que astillan y afilan bordes
y tornan alientos frescos
callados y moribundos.
Entre estruendos rotundos,
rugen soeces e injustos,
los gritos de mandatarios
que marcan precios, salarios,
y pinchan desilachando
las venas y los tejidos,
al obrero castigando
a innecesarias condenas,
al peso del infortunio,
alejándole de poder verse
en primavera de fértil junio.
Se olvidan que hay pecados
guardados en la conciencia,
y éstos, tarde o temprano,
les vetaran delicados
sentimientos que aunan,
quebrando dificultades,
mermando duras fronteras.
No deben perderse valores
por afluentes del camino,
pues los valores conceden amigos,
y estos son la cosecha del labriego
que nos regala el valor de motivos.
Amigo equivale a torrente,
torrente que llena los ríos,
y compuesto está todo hombre,
del curso habido en el resto que hay vivo.
318-omu G.S (BCN-2012)