Tal vez alguna memoria desaparezca
tras mi fallecimiento.
No es casual visionar lustros por vivir
cuando las ráfagas de ira se muestran
inmutables.
No resulta fácil residir en la cumbre
cuando los ideales fueron acuchillados
por las dagas ensangrentadas del “poder”.
Tal vez alguna membrana de cordura
sobreviva al lapso repetitivo de la aridez
y el fracaso.