Duermes tras mi espalda, mi piel respira tu aliento,
en un enlace perfecto de cóncavo y convexo.
Nos dormimos abrazados, cobijados nuestros cuerpos
en la ternura y pasión, entre el cielo y el infierno
Sentir tu cuerpo latiendo en ese despertar lento
cuando se enciende en los dos, la mística del deseo,
Me enredas entre tus brazos te haces dueño de mi cuello,
y la urgencia de tus manos van anidando mis senos.
Como agujetas rosadas mis pezones ya dispuestos
claman por un beso tuyo por el mordisco primero,
mi boca atrapa tus labios mis manos enlazan tu cuello,
el baile de seducción es un hermoso bolero.
Bajas lento mis montañas por el valle de mi cuerpo
vas buscando la vertiente donde sumergirte entero
Besas mis cumbres maduras mientras madura el deseo
de ser dueños del instante de fundirnos en el fuego .
Domingo, 12 de Febrero de 2012
02:10 p.m.