Tengo en el alma
Ese vacío inexorable
que los poetas cantan,
que los religiosos sustituyen,
del que los suicidas huyen
el que los amantes, sin saber, encuentran.
Pero no soy amante, ni suicida
ni religioso, ni poeta.
Solo un desdichado que despierta
que esconde su alma ennegrecida,
un loco que llora bajo las piedras
que ríe sobre de ellas.