Alonso despertó sobresaltado con una rara sensación en el vientre; sentía un hueco y un sabor amargo en la boca, estaba bañado en sudor. Se sentó de un golpe tratando de visualizar su habitación; buscó a tientas el cuerpo de Alonsa y el lugar estaba vació. Sintió pánico; ¿ donde estaba...?
Se levantó y empezó a buscarla por toda la casa. No había ningún rastro de ella; ¿donde se habrá metido? -se dijo-, ella sabía muy bien que no le gustaba que saliera sola y mucho más sin ser advertido. ¡Malditas seas Alonsa! -masculló-: él la llamaba así porque como el se llamaba Alonso la sentía más suya y digna de su nombre. Subió al dormitorio para vestirse y salió a buscarla.
Cuando abrió el armario enseguida notó que faltaban muchos vestidos, la ropa interior y una maleta. ¡ Perra bastarda! -gritó - ¡no creas que te vas a salir con la tuya!; te vas a arrepentir de la hora que naciste, a mi no me la juegan- adivirtiò el hombre fuera de control-.
Se puso a temblar como una hoja seca, tanta era su furia que terminó de vestirse sin parar de maldecirla; revisó su billetera de bolsillo y la checo como de costumbre; y de pronto pega un chillido: , ¡ demonios se llevó todo!; no era posible que me halla dejado; ¡a mi no me deja nadie!- dijo montado en cólera-.
No se lo creía y se acordó de la noche anterior; de la partida de bridge con Julio -un compañero de trabajo - y Jorge el hermano de Alonsa. Se sentaron a jugar; Jorge eligió a Alonso como pareja de juego, pareja Norte-Sur y Alonsa y Julio pareja Este-Oeste.
El alcohol corría como ríos, de vez en cuando Julio y Alonsa intercambiaban miradas; eran como señales ya que no podían hablar durante la partida. Eso molestaba a Alonso que estaba muy arrepentido de haber consentido a la velada; tenía los ojos inyectados de sangre; tan grande eran sus celos y con la cantidad de alcohol que bebieron, la situación se puso fea.
Por fin Jorge tuvo el buen juicio de despedirse y arrastrar a Julio con él. Alonsa empezó a ordenar la sala y sin aviso previo se tira Alonso sobre ella la abofeteàndola con fuerza.
-No eres más que una puta le grita, crees que no vi las mirabas que vos os dabais entre tu y Julio y siguió golpeándola
- ¡ estas loco! solo eran señales para la partida - dijo la mujer-. Entonces Alonso le arranca la ropa, la tira al suelo y empieza a violarla. Ella intenta defenderse empujándolo haciendo que Alonxo se enfurezca más y aumente la fuerza de sus violencia en sus embestidas. Le abre las piernas de un golpe y con frenesí la penetra dejándola semiinconsciente de un golpe en la cara; un grito desgarrador rompe las paredes de la garganta de Alona que sale por la ventana abierta.. El sigue violentándola sin importarle en nada el dolor que propicia en el cuerpo de la mujer.
El se sentía muy macho y en control; amo y señor de su pareja, aseguraba la relación dominante/sumisa de su vida conyugal; inclusive ya había decidido ponerle un cinturón de castidad a su mujer. Y pensó también que la burka le era una vestimenta apropiada para asegurar la fidelidad de su esposa; pronto le quitaría esas ganas de independencia; había soltado una carcajada maliciosa y recordó como la obligó a dejar su trabajo en el centro comercial.
Ya solo, furioso empezó a romper todo lo que estaba a la mano; muebles, vidriera etc..; y así desfalleciendo, cae al suelo llorando como un balón desinflado.
Al cabo de un rato Alonso decide hacer unas llamadas telefónicas para averiguar si alguien sabe de Alonsa cuidando no decir de su fuga. Trató de averiguar inclusive en los aeropuertos, las estaciones de tren, obteniendo cero resultados por las regulaciones de privacidad. No se atrevió a llamar a la policía para evitar decir que maltrataba a su mujer.
Cabreado se marchó al burdel de Lola, era un lugar con ambiente cálido y de cierto decoro; al llegar se dirigió al bar y se trago unas cuantas copas.
Jorgito el pianista estaba tocando unos paso-dobles estreñidos, ¡ maricón! le dijo Alonsa al pasar y
pidió por Mesalina, la madame le contestó que Mesalina estaba ocupada, debería haber llamado antes para tomar cita. Le propuso Antonia una puta madura la sola disponible, aunque no le entusiasmaba la siguió; la pieza estaba escasamente iluminada por una débil luz difusa.
El hombre dio pata libre a sus fantasías eróticas lasmás depravadas, las más violentas. Le ató las manos y los tobillos a los postes de la cama, con el látigo procedió a rozarle cada trozo del cuerpo; insistiendo en las genitales al mismo tiempo que se orinaba sobre ella. Entre cada embestida la flagelaba cada vez más fuerte, los azotes caían sobre la piel de Antonia como silbidos secos. El hombre gritaba:- malditas seas Alonsa, puta de mierda me las vas a pagar, te voy a romper el cráneo; ¿ y dime Alonsa ahora qué vas a hacer, zorra?, ¿ qué? Dime.
Los gritos de dolor de la puta resonaban como aullidos, el hombre siguió encarnizándose sin piedad; su deseo loco lo llenaba de júbilo; la dejo desvanecida. La observa un momento sin verla, se viste, tira unos billetes sobre la cama y sale por la puerta trasera.
¿ Porque todo el tiempo que la pobre mujer gritaba, nadie se acerco a checar?,¿ le tenían miedo a Alonso o será que Antonia ya era mayor y no muy rentable?
Alonsofue directamente a casa de su cuñado Jorge, pensó que él sabía con seguridad donde andaba Alonsa, pero tampoco Jorge sabía nada, Alonso enfurecido y vociferando empezó entonces a golpearlo con todo su fuerza en la cabeza hasta dejarle sangrando e inconsciente. Tanto era el jaleo que armaron que la vecina advirtió a la policía. Los policías que estaban en la cercanía llegaron inmediatamente. Observaron en la escena, el cuerpo de un hombre en el suelo bañado en sangre y el otro parado a su lado con los puños manchados de la golpiza.
Uno de los policías averiguó el estado de Jorge y comprobó que estaba muerto; ahora el caso era de homicidio. El caso se turna a la policía criminal. Alonso azorado gritaba : ¡no quise matarlo!, ¡solo quería que me dijera donde se encontraba mi mujer!.
¡D-ios mio Jorge despiértate ya! -rogaba Alonso hincado en el piso-; diles que eres mi amigo que es un accidente. Así pescado in fraganti, un oficial se acerca a Alonso a ponerle las esposas, Alonso le mete un puñetazo, el policía pierde el balance y cae al suelo. Alonso sale pitando y desaparece antes de que el otro policía tuviera tiempo de reaccionar; llaman al equipo de homicidios para darlos informes sobre lo ocurrido y deciden esperar al arribo del equipo de homicidios. Los policías entonces deberán recordar la forma en que sucedieron los hechos, para recrearlos y así evitar pistas falsas y evaluar lo que se tuviera qué investigar para establecer los cargos.
Mientras tanto Alonsa muy lejos de lugar ha empezado a saborear la vida en libertad.
Después de tantos años de abuso físico y emocional tuvo el coraje de escapar sin dejar pista alguna de su vida.
Merche DemBar
10/2/12
MCN: C43Y5-QPSQS-AAQCK