Ya amanecio.
La ciudad ofrece entregada sus cementos
sus superficies rebotadoras
de calor y del sol.
Tañen lejanas campanas
las palomas reanudan sus rondas.
Todo el mundo comienza su jornada
sin apuros... sin cesar.
Te estrecho en mi febrero
cuidando tu despertar..
Lejos de otoñales frescos,
que espero con ganas.
Nuestro abrazo es un destino
Con nubes y brisas incluidas
Busco tus labios sin brusquedad
lamiendolos al besarlos.
disfruto de tu compañia
como dos niños aprendiendo a vivir.