El amor sostenido
tras el viaje,
persevera mas allá
del sentimiento del corazón.
Y me entero que te quiero…
La razón nubla los
sentimientos,
dejando de lado
la desidia del amor,
la desidia de la palabra,
la desidia de la vida,
la desidia de la desidia.
Y me entero que te quiero…
Buscando con afán
el camino,
para no dejar de lado
la inocencia de tu alma,
me convierto en
inocente y libre de
pecado mortal,
para poder estar
a la altura de tu querer.
Y me entero que te quiero…
El vino amargo de
la vida,
nubla mi conciencia,
creando desazón
continuo por querer
amarte,
contra el mundo,
contra la existencia,
en contra de cualquier cosa,
que tenga la osadía
de impedirlo.
Y me entero que te quiero…
Si amarte por encima de todo,
significa que deba morir,
en un minuto muero,
en un segundo vivo
eternamente,
para poder amarte,
mas allá de cualquier
distancia, existencia, conciencia
y mucho mas allá.
Y me entero que te quiero…
El mar de tu vida,
me arrastra por los caminos,
de la ausencia,
del dolor de no tenerte,
casi siempre siento
que aún no estando
junto a mi,
te veo en cada instante,
en cada sombra,
en cada sonrisa,
en cada niño,
en cada mujer,
en cada amanecer,
en cada gota de mi sangre,
en cada respiro de vida,
en cada primavera,
en todos los momentos,
aún dormido te presiento
y cuando me levanto
estás presente.
Conjugo este verbo
de mi imaginación,
solo tengo una verdad,
y me entero que te quiero.
Reservados todos los derechos de autor:
Carlos Dos Santos Daniel