Eres mi pena y mi amargura,
mi desventura que me hace impura.
Eres todo lo que he anhelado,
eres un sueño que no he alcanzado.
Ando siempre sola y perdida
en un laberinto sin salida,
buscando el rumbo y sin guía
desde el instante de tu partida.
Lloran mis ojos, ruedan lamentos,
como el salitre de un mar revuelto,
lágrimas salobres de sufrimiento
que mi alma vierte a todo momento.
¡Ay! si tan sólo pudiera tenerte,
aunque sólo fuera un momento,
de mi vida se iría el tormento
que me amenaza con la muerte.
Yo te diría que sin ti me hundo,
que eres mi vida, eres mi mundo,
sin tu presencia no hallo consuelo.
¡Amarte siempre, ese es mi anhelo!
Pero es un sueño que ya no existe,
desde el momento que tú partiste,
quedó mi alma sola y tan triste
y me pregunto ¿por qué te fuiste?
Al interrogante no hallo respuesta,
sé que es el destino, el que me encadena,
a un suplicio de amarga pena.
¡Vivir sin ti, es mi condena!
Francia Martínez (Felina)