Sorprendido por la belleza de esta mañana de invierno,
fría, soleada, parece ser una más en mis días,
me siento afortunado al vivirla, sensible, tierno,
un día que debo hacer especial y ese es mi don, mi destino.
Hacerlo mejor no por lo que pase, sí por cómo me pase,
luchar en mi territorio, mi margen para actuar, mi espacio vital,
no perderme en vagas imposturas en falsos simulacros,
silenciar palabras y expresar con miradas, con tactos.
Ser justo en mis atenciones, en mis detalles ajenos,
no alienarme, no perderme, apreciar lo llano, lo sincero,
y tener claro que esos son mis propósitos diarios,
de ellos no sé si lograré uno o varios.
¡Ojala pueda volverlos a enunciar mañana!
disfrutar una nueva oportunidad para aprender,
aprender a ser, a dejar ser, a querer, a merecer,
a no abandonar nunca el camino que me lleva a crecer.