monique ele
Jardin Zen....
Entre mis piernas
tu Jardín Zen.
Lo visitás,
lo cuidás,
y lo regás;
como un reflejo
de tu vida.
A veces solo
lo contemplás,
o solo lo acariciás,
dejando a tus dedos
vagar por sus senderos.
Hay noches
en que tu mano
reposa
en él,
como en la paz
del mundo.
Otras,
la calma
y las tensiones
se confrontan
en pasiones:
espíritu
y melodía,
una pizca
de osadía.
Entonces,
el Jardín Zen
revive
como toda
naturaleza
tras la lluvia:
besos,
caricias,
tu semilla.
(Quien comprenda
la esencia
de un Jardín Zen,
habrá de comprender
esta metáfora).