Te has ensimismado en ti misma
devoras cientos y cientos de kilómetros
en tu paso arrollador
la vigilia se afianza
como el sudor en mi espalda.
De mirarte se hastían mis astros
en tu oscuridad obscena
las culpas se agolpan
tras las ovejas
que la conciencia calcula sin cesar
y lucho con estentóreos espasmos de mis párpados
marchitos se asomarán al nuevo día.
Que llega, llega ya
y junto al sueño que me posee
sus ruidos estériles
y el tictac implacable que resuella
una canción en la que te desvaneces
con los primeros rayos de la aurora:
noche.